PALABRA DEL DÍA - 25 FEBRERO 2025
Primera Lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (2,1-11):
HIJO, si te acercas a servir al Señor,
permanece firme en la justicia y en el temor,
y prepárate para la prueba.
Endereza tu corazón, mantente firme
y no te angusties en tiempo de adversidad.
Pégate a él y no te separes,
para que al final seas enaltecido.
Todo lo que te sobrevenga, acéptalo,
y sé paciente en la adversidad y en la humillación.
Porque en el fuego se prueba el oro,
y los que agradan a Dios en el horno de la humillación.
Confía en él y él te ayudará,
endereza tus caminos y espera en él.
Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia
y no os desviéis, no sea que caigáis.
Los que teméis al Señor, confiad en él,
y no se retrasará vuestra recompensa.
Los que teméis al Señor, esperad bienes,
gozo eterno y misericordia.
Los que teméis al Señor, amadlo
y vuestros corazones se llenarán de luz.
Fijaos en las generaciones antiguas y ved:
¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado?,
o ¿quién perseveró en su temor y fue abandonado?,
o ¿quién lo invocó y fue desatendido?
Porque el Señor es compasivo y misericordioso,
perdona los pecados y salva en tiempo de desgracia,
y protege a aquellos que lo buscan sinceramente.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 36,3-4.18-19.27-28.39-40
R/. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará
V/. Confía en el Señor y haz el bien,
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.
V/. El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán. R/.
V/. Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá. R/.
V/. El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):
EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del Martes 25 de Febrero de 2025
En el texto del evangelio de hoy encontramos un contraste casi brutal, que nos puede ayudar a pensar lo sorprendente y rompedor y revolucionario, en el sentido más profundo del término, que es el Evangelio.
Por una parte está Jesús. Tiene mucho sentido común y se da cuenta de que su futuro es bastante oscuro. En los capítulos anteriores del evangelio de Marcos, se nos han ido planteando una serie de enfrentamientos, cada vez más fuertes, entre Jesús y los fariseos y doctores de la ley. No hacía falta ser un lince para darse cuenta de que había muchas probabilidades de que ese enfrentamiento terminase mal. Por eso las palabras que Jesús dirige a sus discípulos: El hijo del hombre va a ser entregado… No podía ser de otra manera cuando uno se enfrenta a los que tienen el poder y les rompe los esquemas y habla a la gente de otra manera. El futuro de Jesús no era difícil de adivinar. Pero para Jesús no era una fatalidad. Sabía que era su destino, consecuencia de anunciar el reino.
Mientras tanto, los apóstoles están en otra onda totalmente diferente. Da la impresión de que no se enteran de lo que está sucediendo a su alrededor. Ellos solamente piensan en quién es el más importante entre ellos, quién es el jefe, quien es el que manda. Imagino que se situarían siempre después de Jesús. Pero se ve que ya iban pensando en la herencia. Y en que el que se quedase con la herencia sería el que iba a tener la sartén por el mango.
Es que no se habían enterado de nada. Absolutamente de nada. En el reino no hay primeros. O mejor, sí hay primeros pero, paradójicamente, primeros serán los que se hagan los últimos y servidores de todos. ¡Es un cambio de perspectiva brutal! Es un cambio “revolucionario” porque nuestro mundo no es así. No funciona así. Y nuestras mentes tampoco. Los que quieren ser primeros en nuestro mundo quieren ser servidos. Y punto. Jesús se sitúa en el polo opuesto. Ha venido para servir y dar su vida por los demás (cf Mc 10,45).
Está claro: los cristianos estamos para servir. Hasta dar la vida. Porque la verdad es que un cristiano que no sirve, no sirve para nada.
Fernando Torres, cmf
Primera Lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (2,1-11):
Lectura del libro del Eclesiástico (2,1-11):
HIJO, si te acercas a servir al Señor,
permanece firme en la justicia y en el temor,
y prepárate para la prueba.
Endereza tu corazón, mantente firme
y no te angusties en tiempo de adversidad.
Pégate a él y no te separes,
para que al final seas enaltecido.
Todo lo que te sobrevenga, acéptalo,
y sé paciente en la adversidad y en la humillación.
Porque en el fuego se prueba el oro,
y los que agradan a Dios en el horno de la humillación.
Confía en él y él te ayudará,
endereza tus caminos y espera en él.
Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia
y no os desviéis, no sea que caigáis.
Los que teméis al Señor, confiad en él,
y no se retrasará vuestra recompensa.
Los que teméis al Señor, esperad bienes,
gozo eterno y misericordia.
Los que teméis al Señor, amadlo
y vuestros corazones se llenarán de luz.
Fijaos en las generaciones antiguas y ved:
¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado?,
o ¿quién perseveró en su temor y fue abandonado?,
o ¿quién lo invocó y fue desatendido?
Porque el Señor es compasivo y misericordioso,
perdona los pecados y salva en tiempo de desgracia,
y protege a aquellos que lo buscan sinceramente.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 36,3-4.18-19.27-28.39-40
R/. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará
V/. Confía en el Señor y haz el bien,
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.
V/. El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán. R/.
V/. Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá. R/.
V/. El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):
EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Palabra del Señor
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del Martes 25 de Febrero de 2025
En el texto del evangelio de hoy encontramos un contraste casi brutal, que nos puede ayudar a pensar lo sorprendente y rompedor y revolucionario, en el sentido más profundo del término, que es el Evangelio.
Por una parte está Jesús. Tiene mucho sentido común y se da cuenta de que su futuro es bastante oscuro. En los capítulos anteriores del evangelio de Marcos, se nos han ido planteando una serie de enfrentamientos, cada vez más fuertes, entre Jesús y los fariseos y doctores de la ley. No hacía falta ser un lince para darse cuenta de que había muchas probabilidades de que ese enfrentamiento terminase mal. Por eso las palabras que Jesús dirige a sus discípulos: El hijo del hombre va a ser entregado… No podía ser de otra manera cuando uno se enfrenta a los que tienen el poder y les rompe los esquemas y habla a la gente de otra manera. El futuro de Jesús no era difícil de adivinar. Pero para Jesús no era una fatalidad. Sabía que era su destino, consecuencia de anunciar el reino.
Mientras tanto, los apóstoles están en otra onda totalmente diferente. Da la impresión de que no se enteran de lo que está sucediendo a su alrededor. Ellos solamente piensan en quién es el más importante entre ellos, quién es el jefe, quien es el que manda. Imagino que se situarían siempre después de Jesús. Pero se ve que ya iban pensando en la herencia. Y en que el que se quedase con la herencia sería el que iba a tener la sartén por el mango.
Es que no se habían enterado de nada. Absolutamente de nada. En el reino no hay primeros. O mejor, sí hay primeros pero, paradójicamente, primeros serán los que se hagan los últimos y servidores de todos. ¡Es un cambio de perspectiva brutal! Es un cambio “revolucionario” porque nuestro mundo no es así. No funciona así. Y nuestras mentes tampoco. Los que quieren ser primeros en nuestro mundo quieren ser servidos. Y punto. Jesús se sitúa en el polo opuesto. Ha venido para servir y dar su vida por los demás (cf Mc 10,45).
Está claro: los cristianos estamos para servir. Hasta dar la vida. Porque la verdad es que un cristiano que no sirve, no sirve para nada.
Fernando Torres, cmf